domingo, 14 de junio de 2020

Mi pesar, a pesar de ti.

Ella teclea en el portátil su solicitud de acceso al centro de alto rendimiento con la misma ansiedad que tengo yo porque deje de hacerlo. Lo que para ella significa la puerta de entrada a una nueva vida, para mí es el cierre de una etapa a su lado. Concentrada como está en la pantalla y teclado, disimulo con gracia mi pena invocando a la generosidad del bonus-track que te dan al ser madre, sólo transferible a hijos.
Falso rictus de verdadero amor. 

Y es que cuanto más la miro, más crece el amor y la admiración que siento por ella. Desde su mirada, que no ha variado ni un ápice desde que la recuerdo gateando, hasta sus quejidos por no poder modificar el pdf, son los ingredientes de una niña nominada a mujer bandera. La despido antes de que me diga adiós sólo para ir acostumbrándome a su ausencia. Algo debe llevar esta relación maternal que genera adicción. Razono y convengo que es “ley de vida”, pero si queréis que os diga la verdad, siempre me digo lo mismo: “pues será ley de vida, pero que sea de otra vida, porque me fastidia y entristece igual”.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Sigues. Respiras. Vives

Latigazos de vida que dejan cicatrices en la piel madura. 
Los trazos de maquillaje corrigen pero no borran. 
Bajo la densa capa, la maleza.
Dolor silencioso que acompaña el sonido impostado. Nadie es capaz de captar el llanto que no lleva el grito asociado.
Sonríes como acto generoso y estampa que acompaña al regalo empaquetado. No preocupas sobre lo que no ocupa. El arte de surcar los renglones de la realidad es toda una especialidad.
Una cuenta atrás de algo que avanza con necesidad de impulso. Pilar erigido sobre una frágil superficie. Ritual danzarino que esquiva los coágulos que obstruyen y paralizan flujos.


El sueño melancólico inspirado en el sonido que emana de la fricción de las yemas sobre las cuerdas de un arpa. Viajas a cientos de kilómetros donde el día amanece frío y con rocío, la misma que dejó la taberna por el cielo, menos verdejo. Tienes una cita pendiente. Sabes que lo que no se fecha no se celebra.

Sigues. Respiras. Vives.
Agradeces, a pesar de que en el camino las espinas te hacen sangrar. No hay opción para la compasión. No hay derecho a la queja. A lo hecho, pecho.

La secuencia es la conciencia después de la demencia. Caer para después crecer. Buscar tu lugar en el rincón donde todavía llegue luz. No sabes vivir a oscuras. Quieres encontrar aquello que no estás buscando. Y como no rezas, no lo encuentras. 

Lees frases que al no salir de dentro acaban resbalando por fuera. 
Confundes con directos que carecen de alma. Imágenes de estados falsos con las que contar microrelatos aislados. La velocidad de crucero es tal que la mirada no alcanza a leerlos.

Sigues. Respiras. Vives.
Y no hablas de ti, sino contigo. Porque sabes que por muchos discursos que des, no hay audiencia que los escuche. El final es un principio universal, como el de que el agua moja, como el de que todo lo que sube, baja, como el de que todo lo que respira vive.

viernes, 14 de septiembre de 2018

#HistoriasdeBicis. PANDORA



Año 2070
La Tierra agoniza. La temperatura ha subido diez grados y apenas se puede soportar la exposición al sol. Los bosques se han convertido en zonas casi desérticas, los grandes océanos son ahora discretos mares.
En las ciudades viven tres tipos de habitantes: los que quieren cuidar el planeta, los que sienten indiferencia y las que son como yo.

En casa, ese almacén de chatarra en realidad, éramos siete. Las siete prisioneras de un Creador obsesivo, solitario y soñador que, por suerte, pertenecía al grupo de los que querían cuidar el planeta. De hecho, para él no existía otro amor que el que sentía por la Tierra. ¡Pobre loco!, desconocía el dulce sabor del beso en labios ajenos.  
Yo era la mayor de la familia. Estaba algo vieja, necesitada de cuidados, pero todavía era fuerte y robusta. Como las tardes de domingo resultaba molesta, poco deseada, aburrida.  Mi pareja, en cambio, era como las noches de un viernes: seductora y apetecible. Y como sea que los viernes están hechos para salir, muchas noches ya no volvía a dormir conmigo. Yo lo llevaba mal, me dolía infinitamente cada ausencia, pero no tenía ánimos para protestar. Sabía que cualquier día se iría, así que aprovechaba cada instante juntas.   

domingo, 12 de febrero de 2017

Natxo con tx.

El día sigue gris, y es que ni el sol está de humor. Por no acompañar, no lo hace ni el de la semana, antipático domingo.

Escogiste un momento cuanto menos oportuno para llevártelo. Todo rocambolesco. Ya sé. Ya sé que dicen que no hay que buscar respuestas a preguntas tan simples como inmensas, pero igual. Por qué y por qué de esta forma.

No contestes. Deja que hable de él y con él.

Hola Natxo (permite que te escriba entero, te veo más).

Gracias. Gracias por tantas horas al lado de mis hijos, no sólo cuidándolos sino también enseñándoles tu manera de hacer. Gracias por ese último consejo, por tantos otros que me diste sin mediar palabra. Gracias por hacerme pensar, invitarme a seguir adelante, sin haberme rechazado jamás. Gracias por ser ese tío Natxo cercano.

Lo tuyo no era ser evidente. Recuerdo lo que me concentraba en escucharte desde tu asiento de copiloto, con los niños detrás poniéndomelo más difícil. A veces, muchas de ellas te confesaré, ese hilito de voz tuyo que utilizabas para acompañar tus palabras se mezclaba con las risas de los chicos y resultaba todo un ejercicio de interpretación.

La discreción era en ti un valor. Siempre atinabas con esa reflexión que detenía mi particular torrente de ideas y me hacías volver a recomponer el puzzle.

Hace unos 10 años, cuando la cosa se puso fea, estuviste para recoger los ánimos. Como un buen actor de reparto, tu presencia mejoró la escena y sentí tu silencioso y cómplice apoyo. Gracias también por ello.

Siempre me declaré fan de tu mirada. Y es que esa manera de captar la realidad decía mucho más de ti de lo que pudieras decir tú mismo. Me va a costar ir por ahí y no imaginarte escudriñando cada rincón, cada rostro, cada detalle para tu foto. Ojalá te siguiera encontrando en estas redes que nos ayudan a contar y en tu caso, a admirar.

Hasta siempre, Natxo con tx. Personaje con más fondo que careta. Estabas entre mis favoritos, ¿lo sabías?. No me preguntes por qué, pero tú eras el último número de esa lista de frecuentes. Como no sería por las veces que nos llamábamos, sería por algo mucho más simbólico. Cosas de la vida. Como esta. Sin explicación.

Vamos a echarte de menos, no a olvidarte. Sé que te sentiré como siento a veces el abrazo de mi padre que descansa en algún lugar lejano pero a la vuelta de la esquina para cuando lo necesito. Sé que hablaremos, como lo hago con él, en días o momentos cómplices.

Voy a ayudar todo lo que pueda y más a los que se quedan. Corazones rotos que ayudaré a recomponer con mi cariño. Esto es una carrera de fondo que recién empezamos y yo tengo fuerzas para las largas distancias. Ahí estaré, junto a los tuyos y juntos a los que son también algo míos.
Descansa en paz, a nuestro pesar.


sábado, 24 de diciembre de 2016

Heroínas de barrio

Habitan entre nosotros bellos personajes, mezcla de damas refinadas y guerreras entregadas, que lidian batallas urbanas, día tras día, sin otro propósito que el de crear un mundo mejor. Son las heroínas de barrio, mujeres anónimas que nos cruzamos con la ceguera del despiste, sin mirar.  

De no ser porque son mortales y reales, serían de la familia de las hadas por su carácter fantástico, sabio, hermoso y valiente. 
Tienen nombre propio y singular, aunque no las llamemos siempre por ellos.

Así son ellas. Mujeres que se desviven por los demás sin esperar recibir nada a cambio. Generosas con su tiempo, que empaquetan con cariño para regalarlo a desconocidos. 

Desprendidas con lo que también las hace bellas, como su larga melena, que donan sin pensar para que otras mujeres, afectadas por una enfermedad, puedan lucirlo por ellas. 

La primera historia es simple y preciosa. Durante meses, una heroína deja crecer su pelo, negro, fuerte y brillante, con el único objetivo de que cuando tenga una longitud suficiente, pueda ser cortado y donado. Con él, unas manos habilidosas en Mechones Solidarios, crearán una peluca que cubrirá los estragos de una mala pasada. Lo postizo se hace bello por arte de paciencia. Dicen en Mechones Solidarios que devuelven sonrisas a personas que están o han estado enfermas. Y yo, me lo creo.  

Bonito gesto y ejemplo para aquellas niñas cuyo modelo estético es el de celebrities artificiales y plastificadas. Bonito cuento de hadas madrinas contemporáneas que, en un entorno más egoísta que altruista, nos infunde esperanza. 

Acabando estas cuatro líneas mi hija se sienta a mi lado y se sorprende: ¿Heroínas? Recientemente le han hablado de las drogas y me pregunta si estoy escribiendo sobre una de ellas. Me da que pensar. El femenino de Héroe coincide con el nombre de una sustancia adictiva y nociva. Aunque la droga también es un «término de uso variado que en medicina se refiere a toda sustancia con potencial para prevenir o curar una enfermedad. Vamos a no liarnos y a quedarnos con eso.

Gracias, Heroínas de Barrio, por estar ahí e inspirarnos. Gracias A. 

   



  

sábado, 2 de enero de 2016

A los que os quedáis sin ella. DEP.

Hoy es uno de esos días en los que ya te das cuenta que tus propósitos del 2016 son un "fail" total. Que el papel lo aguanta todo pero que es más fácil escribir que practicar.
Se suponía que el humor iba a sazonar las dificultades y la entereza las malas noticias.
 ¡A la mierda con ambos!. No me sale ni reír ni tirar del carro.

Hoy nos hemos despertado con la triste noticia de la pérdida de una madre que deja hijo, marido, familia y amigos en la más profunda desolación. ¿Cómo le das la vuelta al día? Así que hago lo único que me sale, que es escribir, sobre lo único en lo que pienso: el rastro desolador que deja esta trágica desaparición.

Como la imagen de las cenizas y colillas en una plaza tras una manifestación, todo se ha tornado desagradable. Parece que haga más frío y los recuerdos, que estaban aparacados en otra estación, regresan descontextualizados.
Y me pregunto ¿quién soy yo para estar así cuando todo un ejército de personas encuentran el ánimo para tirar?
......
......

Pues mira, basta ya. Precisamente por tod@s vosotr@s, por ti, y por ti....dejo de tontear con la desidia y le doy la patada a este balón de amargura.

No puedo cambiar lo que ha pasado, pero sí ayudar a pasarlo mejor. Quiero lanzar mis brazos a quien los necesite y mis palabras a quienes alienten. Por lo pronto, yo estaré lo suficientemente erguida como para que otros se apoyen en mí.

Brazos en jarras sobre las caderas, María Belón diría: Vale, por esta vez sí! (*)

¡A la mierda!, pero esta vez con el protagonismo de este duelo que no me corresponde.

Leo en las redes posts desgarradores de amigas y amigos que sí pueden permitírselo. ¡Ánimos a tod@s! Aprieto las teclas con más fuerza si cabe!!!

Y sí, quedáis vosotros dos. A quienes me cuesta imaginar sin volver atrás, sin blasfemar. Es injusto, inexplicable, doloroso. No tengo consuelo. Sólo, de nuevo, mi pensamiento que desde fuera, lo sé, es capaz de decir que es mejor no preguntarse por qué, sino para qué. Muchos, muchos ánimos Fer y Jr!


(*): María Belón, superviviente del tsunami de Tailandia de 2004, significó una importante revelación en mi vida y, desde hace algo más de un año que la vi, todavía sigue inspirándome. Muy recomendable escucharla, por ejemplo, aquí: http://bit.ly/1NXHwbY



jueves, 1 de octubre de 2015

Las tijeras del pensamiento creativo

Cada día pregunto a mis hijos (o a todo hijo de vecino que se preste) qué es lo mejor que les ha pasado durante la jornada. Una pregunta sencilla, de las de "multiple choice", directa, clara, que, sin embargo, no tiene una respuesta fácil. Se quedan minutos pensando, me miran distraídos haciendo ver que no me siguen, veo como van dándole vueltas a sus cabecitas y vuelvo a formular la pregunta.

¿Tan difícil es? ¡Ni que fuera un examen!

Me lanzo a reflexionar sobre ello. Intento encontrarle una explicación. Enlazo y rescato algunos de los impactos que mi mente ha recibido los últimos días. El primer boceto me lleva a que el problema es la “priorización”, la jerarquía, el podium de clasificación que mentalmente hacen mis hijos al haberles pedido “la mejor”. No una cosa buena genérica, una cualquiera; “la mejor”. Ais mami, me digo, ¿por qué tengo que obligarles a escoger sólo una descantando otras buenas? ¿No es una forma de limitarles, encorsetar sus pensamientos y condenar en el olvido otras experiencias que, seguro, habrán vivido? Aquí vengo yo, adulta figura con unos cuantos años acumulados, con las tijeras del pensamiento creativo.
De seguir haciéndolo así, esta sería yo:

(Gracias J.M.M. por la ilustración que tanto necesitaba para explicar la idea).

Y de la autocrítica, saco a flote una frase que escuché hace un par de días: “La creatividad se alimenta de la imaginación”.

Y yo, haciendo recortes.

Y no sólo yo...

En Japón se “insta” a las Universidades a restringir la educación en humanidades como un “paso activo para servir a otras áreas que atiendan mejor las necesidades de la sociedad”. Necesidades adultas, claro está. http://bit.ly/1NKlsSL. Las carreras que se verán afectadas por esta decisión no son sólo las relacionadas con las artes, como Lengua y Literatura o Bellas Artes, sino también otras licenciaturas como Derecho, Educación o Economía.
No soy una experta pero entiendo perfectamente que seguimos recortando esas nubes de pensamiento creativo que tienen nuestros hijos e hijas. Y quizá estamos recortando en lo que nos identifica como ser humanos. http://bit.ly/1uNBMto

Así que cambiaré la pregunta de hoy. ¿Qué cosas buenas os han pasado hoy?

A mí, de momento, muchas. Una de ellas ha venido de mi gran hermana-amiga M.J. y tiene buena pinta: http://bit.ly/1VpkscU